El director del Campo Experimental n°1 nos cuenta los principales desafíos y proyectos en el marco del 70° aniversario.

Así funciona el Campo

Con 597 hectáreas distribuidas en 14 potreros principales y subdivisiones que permiten optimizar la gestión, así como apoyar proyectos de investigación, el Campo de Migues recibe estudiantes de grado y posgrado tanto nacionales como del exterior, que se involucran en todas las etapas claves del manejo productivo. Son 9 las personas que trabajan allí de forma permanente junto a equipos rotativos de docentes, investigadores/as y estudiantes que participan en proyectos específicos.

¿Qué proyectos se están desarrollando?

Hay muchos proyectos, pero en el último tiempo se incrementaron particularmente los que se realizan en la majada de ovinos merino, que es una de las que genera más investigación y tesis. A través de la majada merino buscamos mantener la calidad de lana, mejorar los índices reproductivos y optimizar la producción de carne.

Siempre destaco que las instalaciones tanto de ovinos como de vacunos son muy cómodas para trabajar y practicar.

¿Cuáles son los desafíos que enfrenta el Campo de Migues?

La apertura a la sociedad trae varios desafíos, entre ellos mejorar la estructura edilicia. Nos gustaría tener un salón para hacer jornadas y dar más clases, actualmente se hace en el parrillero.

Las habitaciones son otra de las principales limitantes. Nos faltan plazas para estudiantes que se quedan a dormir porque está viniendo mucha gente. Hay un cuarto para mujeres y otro para hombres con seis plazas cada uno. Si hay ocho mujeres, por ejemplo, ya no nos alcanzan. Hay otros dos cuartos con dos camas cada uno separados para mujeres y hombres, se usa cuando vienen docentes, investigadores/as o estudiantes de posgrado. A veces tenemos que usar la casa de campo del director para alojar gente. Dentro del caos, siempre está la alegría de que vengan y que el campo genere interés.

Por otra parte nos interesa empezar a mejorar y trabajar en el desgate de los suelos porque hay erosiones importantes en varios potreros. Es una característica común en la zona y queremos tomar el campo como ejemplo para la recuperación de estos suelos.

¿Cuáles son las expectativas para el Campo Experimental?

Queremos seguir cumpliendo con los objetivos de experimentación y práctica, recibiendo estudiantes, docentes e investigadores/as de Uruguay y de otros países. Este año tuvimos gente de Brasil, Estados Unidos, Canadá, de eso se trata. En cuanto a la producción, se prevé instalar un sistema de cerdos que abre otras posibilidades.

Desde el campo la intención es conectar con distintas unidades académicas y con otras instituciones y sociedades. Vamos a brindar el mayor apoyo a proyectos que vengan y cumplan con los objetivos. Uno de nuestros pilares en la docencia es la formación de recursos humanos, hay becarios/as de investigación CIDEC a quienes se les tutorea durante un año.

Estamos generando vínculos con la Sociedad de Criadores de Merino, el CRILU Uruguay (consorcio de investigación de lana y carne merino), la Sociedad de Criadores Hereford, la Sociedad de Fomento Rural de Migues, la Intendencia de Canelones y otros actores. Por suerte, el campo tiene un impulso bárbaro que va a seguir.